lunes, 7 de noviembre de 2022

Manual para mujeres de la limpieza

Lucia Berlin, Manual para mujeres de la limpieza (A Manual for Cleaning Woman: Selected Stories, 2015)
No me importa contar cosas terribles si consigo hacerlas divertidas.
Exagero mucho, y a menudo mezclo la realidad con la ficción, pero de hecho nunca miento.
Silencio
Tras su recuperación y éxito póstumo, a la narrativa breve de Lucia Berlin se le han aplicado múltiples etiquetas que intentan explicar su atractivo y defender su innegable calidad: precursora de la controvertida literatura contemporánea del yo, heredera de Chéjov -al que ella misma reconocía como referente, como en el relato Punto de vista-, emparentada literariamente con Raymond Carver -ambos marcados, según Berlin, por sus orígenes y el impulso de controlar los sentimientos-, etc.
No tengo un credo sobre la escritura, o sobre el sufrimiento de los pobres y de las mujeres solteras, o sobre los bajos fondos americanos.
Mis historias parecen tratar sobre mí, pero habitualmente surgen cuando siento amor hacia otras personas.
Con profunda honestidad, su obra refleja los mecanismos de la vida cotidiana y diluye las fronteras artificiales que solemos marcar entre humor y drama, pasado y presente - futuro, realidad y ficción. Hay una clara conciencia del daño causado y del recibido, ternura y respeto (respectare, en latín, significa tomar en consideración y mirar manteniendo cierta distancia), compasión (etimológicamente, tristeza ante el dolor ajeno).
Eso, por ejemplo, le permite mostrar los actuales mecanismos de exclusión sin emitir juicios negativos ni, por otro lado, romantizar las adicciones. Pocos narradores habrán sido capaces de explicar mejor qué condicionantes externos (familia, educación, desigualdad de oportunidades, discriminación) marcan nuestra conducta y destino como ella en Mijito.
Solo escribo lo que me parece emocionalmente verdadero. Cuando hay verdad emocional, a continuación sigue el ritmo, y creo que la belleza de la imagen, porque ves con claridad. Por la sencillez de lo que ves.
La gente que responde a mis libros lo hace a un nivel muy emocional e intuitivo.

No sé por qué pongo mi nombre en unas historias y en otras no. Ahora que lo pienso, no sé por qué no aparece mi nombre en todas ellas. No puedo imaginar qué efecto tiene eso en los lectores. Espero que sientan que la historia es verdadera.

¿Dónde nace la sensación de verdad que desprenden los relatos? No de la mera fidelidad a los hechos, sino de las emociones sinceras que los habitan. Eso hace que podamos conectar fácilmente con mucho de lo que nos cuenta; más allá de las posibles divergencias biográficas, los sentires son comunes. Y llegó el sábado incluye, en este sentido, un cierto manifiesto literario.
(...) cada nueva historia es un problema diferente. Cuando termino un relato, pienso: "Vaya, esto sí que me funciona, esta tercera persona, sobre todo en el diálogo". Pero la siguiente necesita contarse de manera diferente. Una historia que escribí hace poco carecía de diálogo y todo estaba en la cabeza de alguien... era una narración en tercera persona. No suelo hacerlo así, y no lo había planeado, pero me pareció la única manera de contarla: quedarme completamente fuera.
Pero Berlin atesora también múltiples recursos a través de los que construye esa emocionalidad y conexión íntima. Sus cuentos incluyen descripciones detalladas que apelan a todos los sentidos y  múltiples referencias culturales, explícitas o no -por ejemplo, Mi jockey cobra nuevas dimensiones cuando se ve como el reverso del cuento de la Bella Durmiente-. Hay una permanente intratextualidad que une sus páginas, e incluso metarrelatos como Punto de vista. Para ahondar en el análisis de los elementos técnicos, os recomiendo el magnífico ensayo Lo bello y lo sucio. Sobre la escritura de Lucia Berlin (Navarro Romero, 2019).
Como último apunte, destacan sus finales abiertos, con frases rotundas que abren nuevas interpretaciones de lo narrado o del propio título. Por ejemplo, Silencio habla de cómo este puede tomar múltiples formas: el de la narradora tras su mala experiencia en la escuela y ante los abusos a su hermana Sally, el de su amiga Hope, el del tío John tras conducir borracho... el de la propia autora al comprender esa conducta.
 
 
Algunas ideas para abordar la lectura y el club:
 
1. Elige un relato para compartir (si te animas) en la tertulia: el que más te haya gustado, sorprendido, emocionado, escandalizado, el que mejor recuerdas... Cualquier criterio personal es válido.
 
2. A partir de lo que narra, ¿cómo describirías el carácter y la visión de la vida de la autora?
 
3.Tras leer estas declaraciones de Lucia Berlin (como las anteriores, casi todas extraídas de la entrevista publicada en Literary Hub), ¿encajan con la impresión que te generan sus cuentos? ¿Y con tu experiencia personal de qué significa la lectura y/o la escritura?
[Escribir] es un lugar al que acudir, donde siento que está mi yo honesto. Cuando empecé a hacerlo, estaba sola. Mi primer marido me había dejado, echaba de menos mi casa, mis padres me habían repudiado por haberme casado y divorciado tan joven. Solo escribía para volver a casa. Era como un lugar donde estar, donde me sentía segura. Escribo para arreglar la realidad.
Escribo simplemente para fijar en mi cabeza un momento o acontecimiento. No es para hacer terapia, sino para tener claridad emocional. Para dejarme ver lo que realmente siento sobre algo, para que sea algo aceptable en mi cabeza.
El acto de escribir surge generalmente, para mí, de un sentimiento de conexión. O de pensar por qué me siento de determinada forma en este lugar, con esta gente, o en este trabajo o situación. Así que es un acto de conexión, de entrega. Es como contar un chiste, quieres que alguien se ría.
[Escribir] es una forma de convertir en positivas cosas negativas o momentos difíciles, pero no de una forma cursi, sino generando belleza o dándoles sentido.

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