domingo, 15 de diciembre de 2019

Ha dejado de llover

Andrés Barba, Ha dejado de llover (2012)

Andrés Barba es una figura sólida dentro del panorama literario hispanohablante de este siglo gracias a su actividad como narrador de literatura adulta e infantil, poeta, ensayista, traductor (por ejemplo, se ha encargado de trasladar Moby Dick) o colaborador en prensa.
Además, es de los pocos autores que cultiva actualmente el género de la novela corta en español (antes de Ha dejado de llover lo hizo en La recta intención) y de los que están explorando con mayor agudeza el mundo de la infancia y las relaciones familiares.
Le gustaban aquellas sensaciones, aunque le disgustaran, aunque fueran desagradables, le parecían literarias, llenas de meandros. Si hubiera que describirlas, pensaba, habría que ir siempre de adelante hacia atrás para decir constantemente que era mentira lo que se acababa de decir que era verdad, o para dar un detalle nuevo, desconcertante, hermoso y temible, hasta dibujar un tapiz un poco perverso.
Aquí asistimos a experiencias que pueden darse en distintas etapas de la vida de cualquier persona, ejemplificadas en miembros de la burguesía acomodada madrileña: el descubrimiento del sexo en la adolescencia, las rupturas de pareja y el cuidado de los hijos compartidos, el cambio de roles y la transformación de las relaciones maternofiliales, la atención a personas dependientes.

Las cuatro nouvelles comparten una revelación final. La comprensión del otro, ver una parte nueva de alguien a quien están vinculados por el parentesco, ayuda a los protagonistas a solventar un dilema, clarificar sus sentimientos contradictorios (entre ellos, el preguntarse, a veces con aprensión, en que se parecen a aquellos con los que comparten información genética) y encontrar una salida inesperada. Entender -escuchar y mirar de otra manera- a aquellas personas a quienes estamos unidos por los afectos nos permite entendernos mejor a nosotros mismos.

Durante la lectura, destaca una prosa fluida e hipnótica, a veces poética, llena de imágenes tan sorprendentes como sugestivas. Las interpretaciones de esas palabras escapan, en algunos casos, de lo racional y se centran en las emociones que generan. Un ejemplo del potencial de su estilo y de su capacidad para reflejar las distintas dimensiones de la realidad -lo positivo junto a lo negativo, lo visible y lo oculto, lo analítico y lo inexplicable-  está en cómo se acerca a posibilidades del sexo: instantáneo y casual o repetido y familiar, cómplice o incómodo, la meta de la persecución de lo deseado a la vez que la causa de la extinción del deseo.

¿Cómo valoráis su acercamiento al punto de vista femenino? ¿Creéis que Barba es capaz de explorar y mostrar los sentimientos más profundos de sus personajes y el significado de algunas experiencias cotidianas? ¿Ha conectado en algún momento con vuestra propia realidad?


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