lunes, 20 de marzo de 2023

El corazón de las tinieblas

Joseph Conrad, El corazón de las tinieblas (Heart of Darkness, 1899)

En primer término quiero recordar toda la obra de Conrad. No diré que ha sido olvidada, ya que ha sido traducida a todas las lenguas, pero creo que no ha sido justipreciada. Se lo lee en función del mar y de la aventura. En él hay tantas otras cosas. Hay el sentido del honor, las variedades del alma humana, el destino, el amor y la soledad. Es acaso el único novelista que hereda las virtudes de la epopeya, madre de la novela. La felicidad que nos deparan sus páginas, aunque sean trágicas y terribles, refleja la felicidad que él debió sentir cuando las escribió. 
Jorge Luis Borges, entrevista en La Prensa (1979)
Joseph Conrad, y en especial El corazón de las tinieblas, muestra el camino seguido por las nuevas formas de narrar que aparecieron en el siglo XX. Quizá parte de su valor surge precisamente de la ruptura con las expectativas habituales que, como lectores, tenemos al acercarnos a una novela. Creemos que el novelista debe transmitirnos una idea clara y definida, pero, como veremos ahora, es el precursor de una forma de literatura que intenta sobre todo transmitirnos sensaciones, sean agradables o no, sin darnos respuestas cerradas.
Para facilitaros el viaje por esta obra tan densa en contenido como apasionante os propongo diez claves de lectura. Además de información adicional, incluyen preguntas a las que, por supuesto, no necesitáis responder (en este club de lectura no hay tareas obligatorias); son solo sugerencias sobre aspectos a los que me parece interesante prestar atención.


1. Sobre su forma de escribir, uno de sus mayores admiradores españoles, Javier Marías, dijo (como nota al texto en su traducción de El espejo del mar):
No cabe duda de que la prosa de este polaco de origen -que no aprendió la lengua en que escribía hasta los veinte años [hay dudas sobre este aspecto, ya que su padre había traducido a Shakespeare]- es una de las más precisas, elaboradas y perfectas de la literatura inglesa. Sin embargo, al mismo tiempo, es de lo menos inglés que conozco. Su serpenteante sintaxis no tiene apenas precedentes en ese idioma, y, unida a la meticulosa elección de los términos -en muchos casos arcaísmos, palabras o expresiones en desuso, variaciones dialectales, y a veces acuñaciones propias-, convierte el inglés de Conrad en una lengua extraña, densa y transparente a la vez, impostada y fantasmal. Uno de sus rasgos más característicos consiste en utilizar las palabras en la acepción que les es más tangencial y, por consiguiente, en su sentido más ambiguo. 

 ¿Estáis de acuerdo con los adjetivos (he marcado algunos en negrita) que aplica a su prosa? ¿Cuáles añadiríais vosotras?

2. En el prólogo de una novela anterior, El negro del ‘Narcissus’ (1897), Conrad confirmaba que el objetivo de su narrativa es hacer que los lectores crean percibir, a través de los sentidos, lo que presenta el texto:
Mi tarea consiste en intentar lograr, mediante la fuerza de la palabra escrita, hacerte oír, hacerte sentir (...) esto es, ante todo, hacerte ver. Eso (...) y nada más, y lo es todo.
Por ejemplo, desde el principio Conrad crea con mucha eficacia un ambiente opresivo, oscuro, amenazante. ¿Cómo lo hace? ¿Qué palabras se repiten? Durante todo el relato está presente, de muchas formas distintas, el contraste entre luz y oscuridad, claridad y tinieblas. ¿Con qué color habéis imaginado la selva?

3. Marlow cuenta su versión de la historia, pero no parece un narrador fiable. Como ha estado enfermo durante el viaje y muestra señales de haber quedado traumatizado tras la experiencia, quienes lo oyen (y quienes leemos) nunca podremos saber si es verdadera. Y, para reforzar esa idea, las descripciones son contradictorias o poco definidas, dudosas: “No, no muy claro. Y sin embargo parecía arrojar una especie de luz”. Veréis que esa extrañeza aumenta conforme Marlow se adentra en la selva.

4. ¡Incluso parece que el autor nos quiere decir que debemos desconfiar de las palabras y de los relatos! Como muestra, estas citas de la novela, que cuestionan la posibilidad de llegar a entender al otro y de explicarse a uno mismo:
¿Lo veis? ¿Veis el relato? ¿Veis algo? Tengo la sensación de estaros contando un sueño, pero inútilmente, porque ningún relato de un sueño puede transmitir la sensación del sueño, esa mezcla de absurdo, sorpresa y aturdimiento en un temblor de rebelión agónica, esa sensación de ser capturado por lo increíble, que constituye la esencia de los sueños… 
Tu propia realidad (para ti mismo, no para los demás), lo que ningún otro hombre puede llegar a saber jamás. Ellos solo pueden ver la representación, pero no pueden nunca saber lo que significa en realidad 
(...) y el recuerdo de aquella época persiste a mi alrededor, impalpable, como la agonizante vibración de un inmenso torrente de palabras, estúpido, atroz, sórdido, salvaje, o simplemente mezquino, sin ninguna clase de sentido.

5. La vida de Joseph Conrad fue, como poco, azarosa. Huérfano, marinero hasta que el vapor hizo desaparecer casi por completo la navegación a vela, fue a África con la ilusión de cumplir un deseo infantil, pero rompió su contrato a los seis meses para volver a Europa enfermo, desilusionado y asqueado por lo que había visto. El sueño infantil de vivir aventuras en un continente desconocido, alimentado por sus primeras lecturas, se convirtió en una pesadilla.
En sus Cuadernos del Congo (Diario del Congo y Río arriba) recoge los hechos que sirvieron como germen de la novela. Aunque el autor siempre negó que Charlie Marlow fuese su alter ego, aparece en cuatro novelas de Joseph Conrad y comparte muchos rasgos biográficos con él.
Seguramente parte de su carácter y visión desesperanzada del mundo se refleja en sus personajes, que se mueven entre la cordura y la locura, la compasión y la violencia, siempre pesimistas, creyendo que la tragedia es inevitable.

6. La crítica no se pone de acuerdo sobre cómo etiquetar la novela (¡así que nos podemos quitar la presión de interpretarla "bien"!). Hay quien afirma que es racista, mientras otros destacan su denuncia de la brutalidad del colonialismo. Para algunos es una reflexión sobre el enfrentamiento entre civilización y naturaleza o, por el contrario, una exploración de la locura. Suele decirse que habla del bien y el mal (aunque yo diría que aquí todo es el mal, “el horror”). ¿Qué pensáis? ¿Podemos aplicar desde el presente esas etiquetas a una creación de hace más de cien años?
Parte de esta confusión viene, creo, de la propia ambigüedad de Marlow, que muchas veces no interpreta bien lo que ve o puede defender dos ideas opuestas en la misma oración; por ejemplo, reivindicar la humanidad de la población africana (algo que no se daba por supuesto en la época) y presentarlos como animales. 

7. Fijaos en cómo a veces aparece asociada la alegría a los actos de violencia. ¿Quiénes son los más salvajes de la novela, cuando se desvela el lado oscuro de la civilización? ¿Es Kurtz diferente (mejor o peor) al resto de colonizadores europeos? ¿Qué cambia en Marlow del principio al final? ¿Son las condiciones de vida las que convierten en malvadas a estas personas o ya está en su naturaleza?
Para conocer el contexto histórico en el que transcurre El corazón de las tinieblas y el genocidio (al menos cinco millones de muertes) provocado durante la colonización belga, os recomiendo este vídeo:


8. El retrato desesperanzado que hace de la realidad de su época, ¿está vigente? ¿Se puede realizar la misma crítica a nuestro modelo actual de sociedad (seguimos explotando los recursos naturales y la mano de obra que procede de fuera del mundo occidental? ¿La naturaleza humana es tan oscura como se representa aquí?
Conrad sabe detenerse en el umbral de lo espantoso para que la imaginación del lector pueda jugar con libertad después de haberse acercado a la sugerencia del horror en una medida que juzgo insuperable.
André Gide
9. ¿Qué siente Marlow durante su viaje? ¿Es lo mismo que sentís vosotras al leerlo? ¿Ha conseguido Conrad, por tanto, lo que pretendía (recordad el punto 2)?
Una recomendación: dejaos llevar por el relato, aunque a veces os ahoguen las palabras, aunque sintáis la misma extrañeza que todos los personajes.
Una última pregunta, sabiendo que las respuestas son múltiples: ¿qué significa el horror?

10. Hemos comenzado con Borges, y podemos terminar también con él. Esta vez con un poema, Manuscrito hallado en un libro de Joseph Conrad, incluido en su segundo libro, Luna de enfrente (1925):

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