lunes, 12 de noviembre de 2018

Últimas tardes con Teresa



Juan Marsé, Últimas tardes con Teresa (1966)
Premio Biblioteca Breve 1965




1. El autor
"(...) tuvo tiempo de ver una silueta encorvada, los hombros escépticos y encogidos de un tipo que se escabullía riendo entre las parejas (...) Le conozco, se llama Marsé, es uno bajito, moreno, de pelo rizado, y siempre anda metiendo mano."
Juan Marsé (1933) es uno de los principales representantes, quizá el de más longeva influencia, de la Generación del 50 y del realismo crítico.
Su capacidad fabuladora e ironía al describir la sociedad y la cultura de la segunda generación de posguerra le han valido tanto el éxito comercial como el reconocimiento académico. Ha sido Premio Planeta (cuando ese galardón aún significaba algo), Premio Cervantes, Premio Nacional de Narrativa y dos veces Premio de la Crítica.


2. Los temas
"El discurso implícito en todas las novelas es un discurso de resistencia cultural en la que, frente a la cultura hegemónica de la dictadura, Marsé relata la otra cultura, la del pueblo."
Lourdes Gabikagojeaskoa, Eran soñadores de paraísos. Nostalgia y resistencia cultural en la obra de Juan Marsé (2013)
Monte Carmelo.
Barcelona, años 60
Hay cinco elementos casi permanentes en la narrativa de Marsé, también presentes en su novela más representativa: Barcelona como escenario de la derrota y la desigualdad social; el charnego desesperanzado y pobre; la mujer atrapada en una sociedad machista; los movimiento de izquierda que fracasaron en su intento de generar una alternativa social real; la nostalgia como estado de ánimo continuo.
En concreto, Últimas tardes con Teresa refleja ese conflicto social mostrando realidades contrapuestas con tal claridad que fueron inevitables los roces con la censura. La alta burguesía, a la que se han unido los nuevos ricos beneficiados por el régimen franquista, contrasta con una clase trabajadora cada vez más empobrecida, víctima económica de la dictadura. Los catalanes de origen se esfuerzan por diferenciarse de los emigrantes charnegos. San Gervasio frente a la Villa en Blanes y el Monte Carmelo ante los pueblos costeros parecen universos opuestos... Y, sin embargo, ambos grupos comparten el desprecio y la atracción por el otro, mientras en su interior se confunden la rabia, el odio, la admiración y el deseo.


3. Estructura y estilo
"Me gusta en las novelas que leo no darme cuenta de que estoy leyendo (...) A mí me interesa la ficción literaria al servicio de la imaginación creadora, no los fuegos artificiales de la lengua."
Juan Marsé
Primera edición (1966)
Las páginas de  la novela reúnen con maestría muchos recursos literarios para -esto es lo fundamental- reforzar la eficacia del mensaje que desea transmitir su autor.
Marsé salta con habilidad entre la tercera persona, el monólogo interior y un narrador omnisciente y reflexivo que conoce tanto el pasado como el futuro de sus personajes. El perspectivismo o focalización es uno de los rasgos característicos de la novela del siglo XX, que aborda la historia desde varios puntos de vista, transformándola en un discurso complejo; el lector debe seleccionar su propia interpretación, tan discutible como la de cualquiera de los personajes.
Lo importante no es tanto qué sucede, sino cómo la narración sirve para mostrar una determinada realidad social. Por eso, la novela está plagada de escenas retrospectivas y saltos temporales, que nos explican las motivaciones de los protagonistas y adelantan el final de relato desde su mismo título. En este juego de deseos y malentendidos, a los lectores se nos facilita toda la información con claridad.
Quizá el valor más diferencial de este libro está en la mezcla de ironía -a veces mordaz en las descripciones y las citas seleccionadas, donde se enfrentan realidad e ideal literario- y ternura. Moviéndose entre chalets y chabolas, nostalgia y desencanto, fantasías y sueños inevitablemente rotos, Marsé se muestra sensible y distante, crítico y amable, comprensivo o juez, en función de las simpatía o antipatía que le despiertan sus propios personajes.
"La técnica estaba pegada a la necesidad de contar una historia mediante un lenguaje rico (...) tiene el don de la adjetivación imprevisible y la capacidad de describir un cuerpo humano y su conducta a partir de la hipérbole o de un gesto o rasgo físico. El autor entra o sale de la novela al margen de los protocolos (...) pero esa intervención del autor está novelada, literaturizada."
Manuel Vázquez Montalbán

"(...) supo muy pronto cómo encontrarle: en el bar Delicias,
junto a la estufa y jugando a la manilla
con tres viejos jubilados -entre los que su juventud
se avenía de una manera chocante (...)"
4. El Pijoaparte: l'albatros de Baudelaire
En Últimas tardes con Teresa conocemos a varios personajes multidimensionales: el misterioso Cardenal, Hortensia la Jeringa, la misma Teresa, que el propio novelista presenta como un cruce entre Jean Simmons y Simone de Beauvoir...
Pero sobre todos ellos destaca Manolo Reyes, el Pijoaparte, un descuidero que hereda la tradición del pícaro, una mezcla entre héroe y villano, contradictorio y múltiple. Volvemos de nuevo a encontrarnos con la contraposición de realidades, aunque esta vez dentro de la misma persona: chulo y vergonzoso, mundano y soñador, sensible pero brutal, tierno y cruel en una sola escena.
Intuitivo y con una inteligencia práctica aguzada por el sufrimiento, no puede dejar de fantasear, pese a que los choques con la realidad son cada vez más amargos. La acumulación de decepciones, el miedo a la soledad y a perderse en un mundo que se transforma seguirán acompañándole en la siguiente obra de Marsé, La oscura historia de la prima Montse (1970).

5. Marsé y el cine
La obra de Juan Marsé está plagada de referencias cinéfilas. En los años 60 comenzó a escribir guiones de películas y ocho de sus novelas han sido llevadas al medio, con no muy buenos resultados, según el propio novelista.
Últimas tardes con Teresa dio lugar a una adaptación en 1984, que traiciona el espíritu del original.

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