martes, 20 de agosto de 2019

El amor en los tiempos del cólera

Gabriel García Márquez, El amor en los tiempos del cólera (1985)

Eran meditaciones sobre la vida, el amor, la vejez, la muerte (...) Allí estaban, nítidas, simples (...)

Primera edición en España,
marzo de 1986
Las impresiones de Fermina sobre las cartas escritas por Florentino en la madurez (¡ojalá poder leerlas!) señalan algunos de los temas principales de una novela rica en significados y valores estéticos. Quizá solo habría que añadir, como el propio autor se encargaba de recordar, una constante en toda su obra: la soledad.
Iniciada en 1981, un año antes de recibir el Premio Nobel, El amor en los tiempos del cólera es una de las piezas más representativas del posboom latinoamericano.


Os proponemos aquí algunas claves para su lectura, que no agotan los temas de debate que abordaremos en la tertulia. Nos enfrentamos a un relato que permite muchos puntos de vista. Sin embargo, quizá más que otras obras, requiere de un acercamiento literario, consciente de su carácter metafórico y su homenaje a muchas referencias culturales. Una lectura literal empequeñece su sentido.
En todo caso, no dejéis pasar la fantástica entrevista publicada en Nexos, donde el autor desvela la inspiración real de la trama y su localización, además de algunas de las claves técnicas que utiliza.

  • El amor se presenta de múltiples y, a veces, opuestas formas: una enfermedad incontrolable, un sentimiento mediado por la imaginación, algo de nivel inferior a la razón, realidad  independiente o unida al deseo físico, que necesita o no ser correspondido; ternura, pasión, adoración, afecto, compañía... Más allá del retrato inicial del amor cortés, la novela nos interpela sobre su existencia y naturaleza. La respuesta que demos, y la interpretación que hagamos de la conducta de los personajes, reflejará nuestra propia experiencia y creencias.
  • Aunque todos los personajes están descritos de forma precisa y se les confiere una personalidad muy definida, resulta especialmente interesante comparar durante la lectura, a través de la mirada cambiante de Fermina Daza,  los caracteres, estrategia y conducta de Florentino Ariza y Juvenal Urbino. Y también, en el caso de Florentino, cómo se transforma su pensamiento, acciones, vestimenta y aplomo a lo largo de cincuenta años, al tiempo que descubre y se enamora de la verdadera Fermina.
  • El amor en los tiempos del cólera se alimenta de géneros populares -el melodrama, el folletín del siglo XIX, la novela rosa- para subvertir los tópicos literarios a través de la calidad en la escritura y un nuevo final: los protagonistas conquistan el amor verdadero y eterno cuando ya son ancianos.
Barco a vapor en el río Magdalena
  • El relato está plagado de referencias a autores y arquetipos culturales. Hay alusiones a, entre otros, Hemingway, Erich María Remarque, Bécquer, Dante y Enrique González Martínez. Florentino es en parte Don Juan deformado y en parte Don Quijote. Además, recupera casi todos los elementos del movimiento romántico: la naturaleza como paraíso a la vez que fuerza destructora, personajes que parecen ser de otra época, idealismo, viajes iniciáticos, nostalgia, melancolía y pasión.
  • Una de las claves magistrales de la novela es su estructura, similar a la de otras obras de García Márquez: adelanta lo que sucederá y eso capta aún más nuestro interés, porque sobre todos nos interesa el cómo. La forma de los capítulos, de extensión parecida, es siempre la misma: tienen un protagonista central y parten de un acontecimiento desde el que se desarrolla la trama, presentando la información a través de saltos entre presente, pasado y futuro. De esta forma, genera un ritmo interno con el que nos familiarizamos y que nos acerca progresivamente al final esperado. Como uno de los escritores que abrazó el uso del ordenador de forma más rápida, reconocía que ese contar primero el futuro y explicarlo volviendo al inicio le resultaba mucho más sencillo gracias a la tecnología. En concreto, sobre la novela que hemos leído, declaró que la sensación de continuidad de la narración se debía a las posibilidades de relación con el texto que le ofrecía la informática.
  • El amor... recoge otros elementos habituales en su producción literaria: el retrato de una época de la historia de Colombia -la acción transcurre aproximadamente entre 1870 y 1930- plagada de enfrentamientos armados entre liberales y conservadores; los escenarios y la presencia de los barcos y la lluvia; la sustitución de los elementos mágicos por la presencia de la religión católica, presagios, intuiciones y manifestaciones de las supersticiones populares.
  • La carrera de García Márquez, además de a la literatura, estuvo muy ligada al cine: fue actor, guionista y algunas de sus novelas han sido adaptadas a la pantalla. Por ejemplo, la película para televisión Fábula de la bella palomera (Ruy Guerra, 1988) recupera el episodio de Olimpia Zuleta, mientras que El amor en los tiempos del cólera fue trasladada por Mike Newell en 2008. El estilo del Nobel colombiano, muy visual, se prestaba a ello: su prosa nos permite seguir las acciones como espectadores privilegiados y presta mucha más atención a las descripciones y a la forma de narrar que a los hechos.

Actualización (febrero 2021)
La pandemia de covid-19 hace que, seguramente, leamos El amor en los tiempos del cólera de manera algo distinta. En la entrevista publicada en 1981 por la revista The Paris Review, García Márquez comentaba:
Las plagas me han interesado mucho, empezando por la de Edipo. He estudiado a fondo las plagas medievales [...] El tema de la plaga ha sido uno de mis temas recurrentes y lo he tratado de formas diversas. En La mala hora, los panfletos son plagas. Durante muchos años pensé que la violencia política en Colombia tenía la misma metafísica que una plaga. Con anterioridad a Cien años de soledad, recurrí a una plaga para matar a todos los pájaros en un relato titulado «Un día después de sábado». En Cien años de soledad usé la plaga del insomnio como una especie de truco literario, pues es lo opuesto a la plaga del sueño.

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