martes, 24 de junio de 2025

La educación física

Rosario Villajos, La educación física (2023)
Se desea mucha suerte, como si fuera cosa del azar el poder llegar bien a casa. 
¿Cómo se justifica la referencia a la última novela de Gustave Flaubert en la contratapa de la cuarta obra publicada por Rosario Villajos? En La educación sentimental (1869), Gustave Flaubert aprovechó su experiencia para narrar las desventuras de un joven de dieciocho años enamorado de una mujer mayor. Como novela dentro de la corriente realista, fue un vehículo para describir la forma de vida y las costumbres de la alta burguesía de la época.
(...) porque cree que lo que realmente importa es cómo la ven los demás. 
La educación física emplea el estilo indirecto libre que hizo famoso al autor francés. Aquí, empuja al lector a establecer un vínculo emocional instantáneo con Catalina. En ambas obras, las relaciones de los protagonistas con otras personas son fuente de inseguridad y conflicto; debido a su vulnerabilidad, dependen aún más de la mirada externa que les hace daño. E incluyen una crítica sobre la injusticia y la hipocresía que dominan ambas sociedades y se cobran víctimas inocentes.
Piensa que en el fondo el deseo de una chica es solo la compasión hacia el deseo de un hombre. Continúa sin saber cómo tocarse a ella misma, por dónde empezar (...) 
Sin embargo, una puede tomarse como el espejo que invierte la imagen de la otra. La adoración hacia la mujer casada en la Francia decimonónica se transforma en el abuso de un padre de familia hacia una menor en la España de finales del siglo XX. Catalina es una estudiante de secundaria de un barrio periférico que va tomando conciencia de sus limitadas oportunidades, en comparación con los hombres o con las personas que disponen de más dinero; Frédéric Moreau es un joven de provincias que aspira a ascender en la escala social. El progresivo enamoramiento mutuo de la primera historia se transforma, en la segunda, en deseo masculino hacia adolescentes interpretadas exclusivamente como objetos...
Porque no sabe buscar el afecto dentro ni fuera de casa. Porque el padre de su amiga la ha besado y ha hecho que lo toque y, cuando no se ha visto correspondido, la ha amenazado con decir a sus padres que es una guarra, una buscona. Porque ella no tiene la culpa de nada, mucho menos de haber venido al mundo, mucho menos de llegar de forma inesperada, de tener una forma inesperada, una forma perniciosa.Porque está harta de que le digan que es ella quien desata el peligro contra sí misma solo por pisar la calle. Porque quiere un cuerpo que no le haga daño. Porque no tiene otro. Porque es lo más preciado que tiene, lo único que tiene. Porque sin cuerpo no es ni está.
De la misma forma, podemos establecer otros puntos de conexión con obras ya reseñadas en este blog. Con Biografía de un cuerpo, donde lo físico se reconoce como parte fundamental de un adolescente que narra su proceso de construcción de la identidad. Y con Cara de pan, en la que Casi se ve obligada a escribir para dar sentido a lo que le pasa y explicarse el mundo, a ocultar(se), callar o mentir. En especial, con Opiniones de un payaso: la recuperación del pasado mientras se suceden los encuentros con otras personas en un presente muy breve; el autocastigo como respuesta al dolor que les causa la sociedad; la progresiva revelación de un episodio traumático, pero que no es la única fuente de su sufrimiento. O, finalmente, con Las chicas de campo, donde las adolescentes sufren el mismo acoso por parte de los adultos y se les niegan también los recursos educativos que les facilitarían ser dueñas de sus decisiones.
No cumplir las normas del hogar es lo mismo que traicionar a su propia estirpe. Esos son los principios básicos por los que se rige una familia como la suya: la culpa y el chantaje.
Además, es inevitable que en estos relatos las familias sean un elemento central que no aporta a sus protagonistas todo el afecto y/o apoyo que necesitan.

* * *
Su error reside en querer apartar lo fisiológico y corporal de lo intelectual y espiritual, la sensación de la emoción (...)
La educación física, por la claridad narrativa en los múltiples temas que aborda, es una novela capaz de generar diálogos enriquecedores. Además, reseñas como la aparecida en Cuadernos Hispanoamericanos se acercan con aciertan al contexto, la forma y el fondo de la novela. Por eso, solo quiero destacar aquí algunas claves que recorren la narración y constituyen su historia (en un sentido del término cercano al que le otorga Vivian Gornick):
  • Catalina como víctima de fuerzas y expectativas contradictorias que operan al mismo tiempo sobre ella: la exigencia de ser y comportarse como una mujer atractiva pero recatada, el mandato de no desear, la obligación de no provocar, de rechazar y, a la vez, plegarse a los deseos del hombre. Sabiendo, además, que siempre recibirá un juicio negativo, sin importar lo que elija en cada situación.
  •  La ruptura de la distinción artificial entre mente y cuerpo. El reconocimiento de tres dimensiones del cuerpo que suelen ocultarse: reflejo de las emociones y el pensamiento; señal externa del cambio interior; fuente de conflicto en la gestión de ese cambio.
  • Las consecuencias del rol social impuesto en el siglo XX a las mujeres. Si se las limita a tareas de reproducción y cuidado, no tendrán opciones más allá de un hogar que actúa como prisión.
Sí, a mí se me ocurre subirme a un coche con un desconocido porque de todos modos tampoco conozco bien a la gente que tengo a mi alrededor, ni a mis vecinos, ni a mi profesor de Educación Física, ni al padre de Silvia, ni siquiera a la gente con la que vivo en casa. 
Y, antes de que nos veamos, dos preguntas:
  • Aunque Catalina es una joven de dieciséis años en los 90, ¿os habéis identificado con alguna de sus vivencias, preocupaciones o reacciones? ¿Vuestro yo adolescente tenía puntos en común?
  • ¿Creéis que los conflictos de la protagonista (y de las mujeres adultas de su entorno) son habituales? ¿O pensáis que se trata de una caso excepcional? Quizá os interese esta revisión sobre los resultados de distintos estudios sobre la victimización sexual infantil en nuestro entorno.

Catalina no quiere que la violen, ni que se la coman, ni aparecer por partes en una cuneta, pero tampoco quiere condicionar su vida al lobo cuando intuye que, como dios, puede que esté en todas partes.

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