domingo, 21 de marzo de 2021

El hombre de los círculos azules

Fred Vargas, El hombre de los círculos azules (L'homme aux cercles bleus, 1996)

Algunos hechos probados, deducciones e hipótesis sobre la novela (¡sin destripar el argumento!) 🕵️‍♂️:

1. Ficha policial y declaraciones
Frédérique Audoin-Rouzeau (Fred Vargas) comparte más de un rasgo con Mathilde Forestier, la oceanógrafa aficionada a seguir a personas desconocidas y al diseño de muebles extraños, eje en torno al que giran los personajes de la novela.
Arqueóloga e historiadora especializada en la Edad Media, de opiniones controvertidas o, al menos, decididamente inusuales, es considerada la gran representante contemporánea del polar francés. Recibió el Premio Princesa de Asturias de las Letras en 2018, aunque no acudió a recogerlo.


2. Las claves del caso
Los relatos de Fred Vargas respetan las convenciones del género policiaco y sus elementos habituales (Martín Cerezo, 2006) -crimen, motivos, víctima, modo, criminal, sospechosos, detective, investigación-, al tiempo que introducen variantes que lo actualizan y muestran nuevos caminos para narrar este tipo de historias. Así, por ejemplo:
  • La pareja de investigadores Adamsberg - Danglard, de características diferentes, en la que uno de ellos va por detrás del principal y, por tanto, permite al lector identificarse con su perplejidad y desorientación. Sin embargo, aquí el detective adjunto Adrien Danglard no es un mero comparsa, sino un hombre culto, inteligente y racional, con una personalidad tan compleja como la del comisario (como demostración de su importancia, la autora ha confesado que para crearlo se inspiró en su padre alcohólico, un escritor surrealista de "demente erudición").
  • Los policías asignados a la comisaría del V distrito de París, un equipo con caracteres tan diversos como marcados (en novelas posteriores serán otros los que acompañen de manera recurrente al protagonista).
  • El detective Jean-Baptiste Adamsberg, un hombre vulnerable, atractivo y desaliñado, de conducta a veces incomprensible, con una compleja y no especialmente feliz vida amorosa. El elemento diferencial respecto a la gran mayoría de protagonistas del género está en que su brillantez procede, sobre todo, de su intuición e inspiración y no de la inteligencia lógica y deductiva (aunque nos puede recordar a clásicos como el padre Brown o Maigret).
  • Las pistas se presentan a lo largo de las páginas de tal manera que permiten a los lectores adelantarse en la resolución del misterio y encajar las piezas antes de la explicación final (por cierto, ¿lo habéis conseguido?). Aquí hay una dificultad añadida: como Danglard (a semejanza de todos los acompañantes de Poirot, el detective creado por Agatha Christie), tendemos a fijarnos en la conducta de Adamsberg para dilucidar si tiene sentido o no, lo que nos distrae de los hechos. ¡Bien jugado, Fred!
  • Vargas no necesita recrearse en los episodios de violencia para mostrarnos el efecto pernicioso de esta manifestación del mal y la crueldad humanas. Demasiado acostumbrados al uso de la muerte como espectáculo y reclamo, es de agradecer que los personajes reaccionen con horror ante los cadáveres.
  • Fuera de la ficción, la autora ha mostrado un claro posicionamiento político y preocupación social. Sin embargo, en El hombre de los círculos azules evita un recurso muy habitual en las actuales novelas de género negro que copian la fórmula anglosajona: introducir, a veces de manera forzada, la descripción de una problemática habitualmente "de moda" en el discurso público... y convertirlo, por tanto, en un recurso publicitario más. En su lugar, hay una exploración de la naturaleza humana que va más allá de la anécdota comercial.
Jean-Hugues Anglade y Charlotte Rampling
en la adaptación para tv (Josée Dayan, 2009)
Esta reflexión es posible, precisamente, gracias a un uso particular y muy característico del lenguaje. Sus frases son funcionales, breves, pero los diálogos no pretenden ser realistas, en el sentido de reflejar la forma de hablar o las reacciones de los personajes. Algo que le achacan las críticas negativas, sin entender que Fred Vargas juega a otra cosa.
La trayectoria de la investigación de los detectives se ve desviada por el tratamiento de las palabras (...), hasta el punto de plantear (...) una revisión de los personajes de la novela policiaca (...). En el ciclo de Adamsberg, aún abierto (...), la observación de estos juegos lingüísticos muestra hasta qué punto los giros en las líneas narrativas reconfiguran el eje central de estas novelas y, por tanto, su género.
3. Sospechosos habituales y otros informantes
Marina López Martínez ha publicado dos ensayos breves (disponibles en francés) que aborda el papel diferencial de la autora gala en la novela policiaca de su país: Plaisir des mots et polars au féminin (2017) y La ville de pierre de Fred Vargas (2019).
Para un acercamiento más general a la naturaleza y estructura del relato detectivesco, os recomiendo el ensayo Poética del relato policiaco (Iván Martín Cerezo, 2006) y la recopilación Detectives y métodos en la novela policial (vv.aa., 2019).
Cualquier lista de autoras y autores del género estará inevitablemente incompleta. Si nos limitemos a la actualidad más cercana y al norte del Mediterráneo, cabe destacar, entre muchos más, a Juan Madrid, Alicia Giménez Bartlett, Rosa Ribas, Andrea Camilleri, Donna Leon o Petros Márkaris.
¿Leéis habitualmente novelas policiacas? ¿Por qué os atraen? ¿Cuáles son vuestras preferidas? ¿Os parece original la propuesta literaria que hace Fred Vargas?

4. Fred Vargas y las pandemias
En 2006, a raíz de la gripe aviar, la autora compartió su preocupación por una posible pandemia y sus efectos sociales. En ese momento, pocas personas parecieron tomarla en serio, aunque su propuesta de equipo de protección sí tuvo eco en algunos ámbitos sanitarios... En 2021, desde luego, su punto de vista no nos resulta tan descabellado.

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