miércoles, 2 de diciembre de 2020

El Gatopardo

Giuseppe Tomasi di Lampedusa, El Gatopardo (Il Gattopardo, 1958)

Podemos acercarnos a la única novela del escritor italiano (también están disponibles en castellano sus cuentos) desde múltiples perspectivas: su estilo, tan irónico como teñido de melancolía; el retrato de las relaciones familiares, de pareja y entre clases; la capacidad de trasladar el significado que para el protagonista tienen cada espacio y objeto; sus reflexiones sobre el envejecimiento, la derrota y las pérdidas inevitables; los elementos biográficos; los avatares de su publicación y el éxito comercial que cosechó una de las obras más importantes de la literatura italiana del siglo XX, etc.
También cabe hacer referencia a la adaptación cinematográfica, o iniciar debates sobre el papel actual de la aristocracia o la verdadera naturaleza y múltiples motivaciones unidas a los cambios sociales y políticos de la edad contemporánea.

En esta ocasión, sin olvidar que, sobre todo, nos encontramos ante un relato donde importan más las ideas que los hechos, os propongo un análisis de su marco histórico como acompañante de la lectura. 

Estructura general

El Gatopardo  presenta en sus primeras seis partes, a través de un aristócrata siciliano, Fabrizio Corbera, príncipe de Salina, una visión personal -el autor era también de origen noble- de la unificación italiana, desde las revueltas en Sicilia de 1860 hasta la batalla de Aspromonte, en 1862. Las dos últimas, más alejadas en el tiempo, plantean el nuevo panorama de la Italia unida.

- Parte I. Mayo de 1860. Lampedusa narra las veinticuatro horas anteriores al anuncio del desembarco de Garibaldi en Marsala, y el recuerdo de una audiencia del príncipe de Salina con el anterior rey borbón, Fernando II, como marco para mostrar una aristocracia en decadencia y una monarquía débil.

- Parte II. Agosto de 1860. Llegada de la familia Salina a su feudo de Donnafugata, donde aparecen los cambios sociales que la unificación trae consigo: el ascenso de los "nuevos ricos" (Calogero Sedàra) y la pérdida de poder para la nobleza tradicional, que ahora, como Tancredi, depende del dinero ajeno (el de Angelica).
Referencias al avance de Garibaldi, que en esas fechas está a las puertas de  Nápoles.

- Partes III y IV. Octubre-noviembre de 1860. Compromiso formal entre Tancredi y Angelica que, junto a las nuevas relaciones entre Sedàra y el Príncipe, simbolizan la consecuencia más negativa -para Lampedusa- de las transformaciones sociales: el fin del espíritu aristocrático y el triunfo de la "revolución burguesa".
El 21 de octubre, plebiscito -amañado, aunque de resultado indiscutible- para la ratificación de la anexión de Nápoles y Sicilia al nuevo orden. A Fabrizio Corbera se le ofrece una nominación como diputado al Parlamento de Turín; incapaz de adaptarse a la nueva situación política y social, rechaza esa posibilidad.
La llegada a Donnafugata de un piamontés (Chevalley di Monterzuolo) y un lombardo (Cavriaghi) muestra las diferencias -a pesar de la unificación- del Norte de Italia con un Sur que lleva "un siglo de retraso".

- Parte V. Febrero de 1861. El Padre Pirrone acude a su pueblo natal, cerca de Palermo. Allí se analiza la nueva situación política: la creación de impuestos, el deseo de los unificadores de hacerse con Roma y la falta de apoyos exteriores para los borbones ("Rusia era amiga, pero estaba lejos; Napoleón III, en cambio, era un traidor cercano").
Lampedusa insiste en el desprestigio de la aristocracia: nobles y clases bajas cambian, en su búsqueda de poder, matrimonios por riqueza, honor por dinero (Angelina y Santino; Angelica y Tancredi).

- Parte VI. Noviembre de 1862. La unión de Italia -sólo quedan fuera, en ese momento, Venecia y Roma- no ha supuesto la desaparición de la nobleza, como tanto temían sus miembros, aunque sí la de su supuesto espíritu distintivo. "Espantados los espectros de la expropiación y la violencia" se suceden las fiestan en Palermo; en una de ella, el Príncipe de Salina escucha una versión caricaturizada -como no podía ser de otra forma en un autor que no siente simpatía por ninguno de los dos bandos, garibaldinos y gobierno- de los sucesos de Aspromonte. 
Breve referencia a los primeros conflictos de la nueva Italia, donde cada territorio intenta defender sus propios intereses.

- Parte VII. Julio de 1883. El protagonista muere en una habitación de hotel, lejos de sus posesiones, y con él desaparece el último varón de los Salina.

- Parte VIII. Octubre de 1910. Cincuenta años después del desembarco de Marsala, la situación ha cambiado tanto que "un Salina rendirá homenaje a Garibaldi" en el desfile conmemorativo.
A pesar de los temores de los realistas sobre el futuro de la Iglesia en el nuevo régimen, ésta quizá haya perdido parte de su poder político, pero mantiene su estatus social, como refleja el episodio de las reliquias.
La novela se cierra con una imagen que resume las intenciones de Lampedusa al escribirla: el viejo perro de los Salina, mientras cae a la basura, recupera la imagen del gatopardo rampante del escudo familiar. La vieja dignidad aparece un breve instante; "luego, todo se apaciguó en un montoncito de polvo ceniciento".
 

El sentido de la unificación italiana

La interpretación generalizada del proceso de unidad italiana habla del nacionalismo romántico, impulsado por novelistas e historiadores y que en lo político representó Mazzini, o lo ve como consecuencia del Risorgimento que intenta acabar definitivamente con las estructuras del Antiguo Régimen.

Sin embargo, el Príncipe de Salina -aquí, en realidad, la voz de Lampedusa-, que toma como referencia la situación en el Reino de las Dos Sicilias, ve la unificación como un enfrentamiento entre liberales ("garibaldinos", "saboyanos") y realistas (Iglesia y aristócratas que defienden a los borbones); como una "revolución burguesa" en la que la clase media (como el contable de los Salina, Ferrara) quiere convertirse en los "nuevos ricos" ("estos liberales … sólo querían obtener más facilidades para enriquecerse"), y busca el apoyo de las clases populares (Russo, el mayordomo) que esperan "libertad, seguridad, menos impuestos, facilidades".

Y aunque los liberales intenten parecerse a los revolucionarios franceses llevando una enseña tricolor, a imagen de la gala -que se convierte, como allí, en la bandera oficial-, la unificación italiana no se mueve por ideales políticos: los verdaderos triunfadores son los que, como Tancredi o Sedàra, saben aprovechar la situación en cada momento.

Esta diferencia se explica al tener en cuenta al autor, miembro de una familia aristocrática; El Gatopardo es, en parte, biografía familiar, reflejo de su propia historia -Fabrizio Corbera está basado en el bisabuelo de Lampedusa-. Por eso, la unidad italiana es vista a través de sus víctimas -quizá él se sintiera también una-, como el Príncipe, ya sin nada de lo que ha dado sentido a su vida, o Concetta, que pierde a Tancredi y, con él, su futuro.

El proceso de unificación (1860-1862)

El Gatopardo refleja la historia de la unidad italiana entre las dos expediciones de Garibaldi (1860 y 1862), junto a referencias a los principales actores del proceso, como Crispi, Cavour, Mazzini, Victor Manuel y La Farina.

En 1860, la situación en Palermo y Sicilia era muy inestable: Francisco II de Borbón acababa de suceder a Fernando II (Salina recuerda, en la parte I, una audiencia con él) y no podía afrontar los problemas de su reino (era "una monarquía en cuyo rostro ya asomaban las señales de la muerte"); se sucedían las revueltas, como los motines del Cuatro de Abril, protagonizados por los rebeldes del Comité Nacional Clandestino (al que pertenece Tancredi).

El 5 de mayo, con la complicidad del gobierno de Turín, Garibaldi (un "mazziniano puro" que aparece como un títere de Victor Manuel y de Cavour: "ya sabrán ponerle freno") parte desde cerca de Génova con mil voluntarios camisas rojas. Seis días después desembarca en Marsala (Sicilia), como lee Fabrizio Corbera en el periódico. Su avance le lleva, en una acción que Lampedusa considera de cara a la galería, hasta Nápoles, apoyado por las bandas de rebeldes del país (Tancredi participa en la expedición, y se refiere a sucesos como la marcha sobre Gibilrossa, la unión de La Masa con tres mil sicilianos, y el asalto a Porta Términi del 27 de mayo).

A partir del 21 de octubre se suceden los plebiscitos para ratificar la anexión, como el que se narra en Donnafugata, y que suponen más un símbolo que un acto político. Mientras tanto, a Garibaldi se le niega la lugarteniencia real del Sur de Italia, y sus tropas se separan ("¿De qué garibaldinos nos hablas, tiazo? ¡Eso ya pasó! … Cuando se disolvió el ejército de Garibaldi, nos dieron a elegir entre regresar a casa o incorporarnos al ejército del Rey … entramos en el ejército «verdadero»).

El primer Parlamento de la nueva Italia, para el que se ofrece una nominación como diputado al Príncipe de Salina, se reunió por primera vez el 18 de febrero de 1861.


La última referencia histórica de la novela está relacionada con 'la tragedia de Aspromonte': Garibaldi, de forma independiente, organizó en junio de 1862 una expedición para la conquista de Roma, siendo herido y hecho prisionero por las fuerzas reales cerca del estrecho de Mesina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario